[PARTE I] Viaje a España: arropados de la deportividad del Cupra León Sportstourer

Condujimos por 10 días el León SW de 310 caballos, un modelo que conjuga lo mejor de dos mundos casi siempre disyuntivos. Y es que, ¿cuántas veces la demanda por más espacio no fue un cachetazo a la performance? Esta es una de las excepciones...

por José Ignacio Gutiérrez
Cupra

Varias cosas distinguen a España de los demás países de Europa. En esta puerta al Mar Mediterráneo, hoy tan de moda en el mundo por los éxitos deportivos y series en streaming, se respira ‘buen rollo’, como los mismos españoles llaman a la buena onda que se palpa en todas partes, por ejemplo, cuando notan que uno es turista y necesita encontrar una dirección, un parking, etc… Al final esa manera familiar, más cercana a lo que nosotros mismos somos, es lo que en parte hace de España un lugar que se goza de inicio a fin.

Atardecer en Plaza de España, pleno centro de Sevilla.

Por supuesto que hay más ingredientes: una arquitectura de varios siglos, anterior incluso a la formación de la España moderna; paisajes y atardeceres que sobrecogen, playas de aguas tibias y una cultura culinaria realmente cautivadora. Aquí definitivamente nadie toma el avión de vuelta sin tener la certeza de que volverá, ni tampoco nadie lo hace sin tener claro que pronto añorará las tardes de paseos, tapas y cañas.

Cupra

En este escenario, viajando de norte a sur -por 10 días desde Barcelona hasta el puerto de Cádiz- fue donde nos pusimos al volante del Cupra León Sportstourer, otro fruto -uno de los últimos- tomados del árbol de esa España de siempre, pero que ahora también se proyecta moderna, rupturista e incluso atrevida. Los más esotéricos podrían definir a este León ‘alargado’ y con motor TSI 2.0 litros como el más geminiano del clan Cupra: por un lado ofrece la comodidad, el espacio y el aplomo de un tradicional station wagon (primera vez en seis años de ejercicio que me toca conducir uno) y, por el otro, juega todas sus fichas con tracción total y 310 caballos. Este fue nuestro ‘coche’ y compañero por 2.800 km.

Una aventura ‘guay’

El León Sportstourer nos espera ‘aparcado’ en el aeropuerto El Prat de Barcelona. En tono de carrocería gris grafeno y calzando llantas perfil bajo negras y cobrizas de 19″, es Álex -encargado de Cupra- quien amablemente nos conduce a él para pasarnos el ticket y la llave. La aventura por España está por arrancar; la vislumbro tan larga y llena de paradas que de algún modo me siento un Quijote, aunque con la salvedad de que mi Rocinante no es ningún atado de pellejos y huesos, sino un formidable purasangre bien herrado capaz de correr a 250 km/h…

A una hora de Barcelona -bajando por la línea costera mediterránea- está Tarragona, la primera estación. Aquí hice mi intercambio hace ocho años y entonces no podría pasar jamás por alto esta hermosa ciudad de tiempos romanos, todavía con megaobras clásicas muy bien conservadas. Es reconfortante volver al lugar donde uno alguna vez fue feliz.

Voy solo, sin Internet -por ende, sin mapas- y guiándome apenas por la señalética. Así, no me resulta tan sencillo tomar la autopista, pero finalmente lo logro. Ahora sí me relajo y miro más detalles del auto: veo el odómetro que registra 3.058 kilómetros. Pienso en cuánto va a marcar cuando lo devuelva… El tiempo dirá. Sigo.

Me sorprende la cantidad de cámaras y radares, incluso en la carretera, pero encuentro de todas formas un tramo despejado para pasarme al modo Cupra. Son dos toques al botón en el lado izquierdo del volante. Uno, Sport; dos, Cupra. Cambia el color del tablero, sube el jadeo de mi caballo y le siento más sangre correr por las venas. Pero no me apuro, todavía queda mucho.

Cupra España

En los dos días en Tarragona aprovecho para recorrer y reencontrarme con compañeros de la universidad. Lo primero que hago, casi por lógica necesidad, es comprar una tarjeta SIM para estar conectado y, sobre todo, conducir más tranquilo. Ahora me dirijo a Viladecans precisamente para juntarme con viejas amistades. Voy de día, vuelvo de noche. El trayecto si bien resulta expedito, no es barato porque hay que pagar dos peajes muy pegados, que suman casi € 12. De regreso, sin apuro, pongo entonces una ruta que los evita: es la C-31, una carretera de montaña y de un solo carril por sentido con 86 curvas en 23 kilómetros. Asusta o entretiene, y es que sería difícil encontrarle término medio.

Sin saber a priori qué tipo de ruta era, voy dándome cuenta de que la carretera del Garraf (así también se le conoce) se trata de un camino realmente serpenteante, escarpado y muy técnico, que hace fintas a los acantilados de la Costa Brava y que, de paso, marea a los no tan ávidos de emociones. ¿No es este un lugar ideal para probar la dinámica de un automóvil?

Cupra España

La vía carece de luminarias en casi todo el recorrido, de manera que es también un buen momento para comprobar la utilidad de los faros con tecnología Matrix LED, que mejoran muchísimo la visión en estas condiciones, por más nublado y oscuro que esté. El sensor que detecta tráfico en contra se presenta igualmente muy aceitado, demorando apenas una fracción de segundos en adaptar el haz para no encandilar a los demás conductores. Resulta cómodo ir concentrado solo en el camino, viéndolo con la citada nitidez, en lugar de ir también ocupado en mover la varilla constantemente entre bajas y altas.

Cupra España

En unos kilómetros ya le tomo un poco la mano a la C-31, muevo el pulgar izquierdo y bajo la música. Es justo y necesario soltar la rienda. Le piso en esta boca de lobo y noto que aun puesto en Comfort -su modo más domesticado-, el Cupra León Sportstourer gana notoria respuesta a nivel de escapes. Además, me siento hundido en el asiento, pegado al piso, seguro. Es divertido. Entro en las curvas con tanta naturalidad como si estuviera metido dentro de un tobogán. En las salidas este station wagon atlético recupera sin demoras para volver a hilar otro viraje sin despeinarse, sin recostarse, sin perder un ápice de tracción. Ya lo había notado yo como un pingo con buen calzado: monta unos neumáticos Bridgestone Potenza Race semislick de medida 235/35. La receta es conocida: una pizca de perfil por una taza colmada de agarre. Se hace corto. Llego a Tarragona con menos en el estanque, pero más en la libreta.

Camino de Valencia

La segunda noche en la antigua Tarraco es también la última. Me voy, pero volveré. No sé cuándo. Esta vez me demoré seis años. Al día siguiente me levanto temprano y voy a cargar combustible. Pongo la pistola, lleno el estanque con gasolina de 98 octanos y solo después paso por la caja. Es Europa y aquí nadie se haría el vivo.

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Fijo destino Bétera, un pueblo a 20 km de Valencia. Tengo casi tres horas de camino y pienso que ahora es un buen momento para probar el ítem consumo. Apenas salgo de la ciudad programo el control crucero adaptativo en 120 km/h, de manera de dejar casi todo entregado a los sistemas de ayuda a la conducción de este práctico y también seguro auto familiar. En países como este, donde la pista izquierda se usa exclusivamente para adelantar y luego se vuelve al carril derecho, efectivamente pueden hacerse sin problemas 260 km sin tocar el freno ni el acelerador, solo guiando el volante y señalizando previamente. ¿Resultado del trayecto? Podría ser malo si este fuera un tracción simple del montón; y relativamente bueno si se va a los datos duros: es un tracción integral de enfoque eminentemente sport, capaz de hacer el 0 a 100 km/h en menos de cinco segundos. A los números: 12,1 km/l.

Paré solo a tomar un café a mitad de camino y llegué a las 11.30h, a tiempo de acuerdo con mi propio itinerario mental. Aquí voy a estar otros dos días. Es un segundo momento de reencuentros, ahora con un amigo de toda la vida y su polola, la dueña de casa. Sebastián y Vicenta. Ella ‘flipa’, él lo encuentra ‘la raja’. A los dos les gusta el Cupra León Sportstourer. Lo preveía. Lo bueno es que vamos a viajar también juntos.

¡Qué pasa, pisha!

Después de un día entero de fiesta y el siguiente de ordenar y descansar, salimos a la hora de almuerzo con destino a Sevilla, la primera de tres paradas en Andalucía. El viaje es más largo: son 660 kilómetros, pero al menos somos tres. Sirve para conversar y comentar lo que pase en estas siete horas. Me gusta manejar, me gusta conocer. Me encanta esto.

Aquí es donde creo que puedo ir recogiendo opiniones de mis pasajeros. ¿Es cómodo un deportivo con neumáticos de perfil tan bajo? Por regla general la respuesta es un no rotundo, pero volvemos a esa dualidad que propone el Cupra León Sportstourer. ¿Deportivo? Sí. Muy: la tracción total, los 310 caballos y los 400 Nm en un amplísimo rango lo atestiguan. ¿Familiar? También. Y muy: 620 litros de maletero y buen espacio en la segunda fila lo confirman. Iba a dejar de lado las conjeturas y preguntárselo derechamente a mis amigos, pero miro primero al lado y por el retrovisor después, y los dos ya van durmiendo. Queda pendiente.

Cupra España

Avanzo. Manejo por Castilla-La Mancha y el sol me da de frente. No me molesta demasiado porque son los típicos rayos tenues del otoño. Al contrario, me sirve para echar a volar otra vez la imaginación y darme cuenta de que deben ser estas mismas lomas entre Albacete y Ciudad Real -o unas no muy lejanas de aquí- las que recorría el hidalgo manchego, montado en su fiel caballo. Yo tengo 310. Voy feliz, cae la tarde y quedan dos tercios de ruta.

A las 21h ya estamos en Sevilla. El viaje con una sola detención fue largo. Quiero aire fresco. Abro el techo de cristal. Tomamos la calle Torneo, una de las arterias de la capital andaluza, que bordea un estero del río Guadalquivir en el casco antiguo de la ciudad. Cerca de llegar al ‘piso’ asoma un desafío particular, difícil de imaginar para quienes venimos de Sudamérica. Casi sin excepción las ciudades europeas fueron diseñadas varios siglos antes de la irrupción del automóvil y entonces aparecen callecitas adoquinadas con apenas unos dos metros de ancho. Verdaderamente aquí no hay margen y un mal cálculo termina con la llanta golpeando la acera. Y eso no es lo más complicado, que viene solo al doblar en una intersección con otra callecita del mismo estilo. No da. Es necesario maniobrar dos veces de reversa para entrar en la otra vía sin golpear por delante, por el costado o por detrás con una solera, un bolardo u otro auto. ¿Encontrar un estacionamiento libre y entrar en él? Cuesta y toma tiempo.

Cupra España

Dejamos las cosas y salimos rápido a buscar algo para comer. Nos encontramos con La Gallega, un pequeño bar de tapas cerca del departamento. Pido un arroz meloso de cola de toro, que me devoro. Es que está muy bueno y también tengo apuro porque a las 23.30h tengo que estar en Jerez de la Frontera. No es para correr el Cupra en el famoso circuito de Fórmula 1 de esa localidad, sino para recoger en el aeropuerto a mi amiga Elodie, que viene de Francia para otro reencuentro. Hace cuatro años que no nos vemos. Son 13 kilómetros de camino. Vamos a pasar cuatro días juntos.

Cupra España

Continuará…

Segunda parte publicada el 9 de enero de 2023:

[PARTE II] Viaje a España: arropados de la deportividad del Cupra León Sportstourer

Actualización del 22 de agosto de 2023:

Cupra anuncia la llegada a Chile del compacto deportivo León

Actualización del 6 de octubre de 2023:

El Cupra León llega para ser el ‘hot hatch’ más radical en Chile

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