Así como para muchos amantes del todoterreno, Jeep es la marca especialista por antonomasia en vehículos ligeros, llegando incluso a denominar la acción de salir de aventuras a buscar la huella (el ‘jeepeo’); en los camiones hay un actor que domina sin contrapesos en el top of mind. Es el Unimog, el arma más punzante de Mercedes-Benz y que este 19 de marzo celebra los 75 años desde que una unidad llegara a manos de un primer cliente: ocurrió un día como hoy, pero de 1949 en la localidad de Hößlinswart, cerca de Stuttgart.
La citada unidad precursora del Unimog -acrónimo de Universal Motor Gerät- utilizó el registro 003, porque la firma reservó las versiones 001 y 002 para la realización de pruebas internas. «Por primera vez un vehículo combinó las ventajas de un tractor, de un portaherramientas y de un camión, diferenciándose así de todo lo existente a la fecha, no solo visualmente, sino que también en términos de versatilidad«, dice Daimler Trucks en un comunicado, que subraya que antes de pasar a sus líneas de montaje, el Unimog fue fabricado desde 1948 por la extinta empresa Gebr. Boehringer, en su fábrica de Göppingen, donde llegaron a laborar unos 90 empleados.
A partir de 1951, cuando el Unimog ya era un verdadero éxito, Daimler llevó la producción a la planta de Gaggenau, que, por su parte, dio vida a todos los Unimog hasta la relocalización al complejo de Wörth, en 2002. El Mercedes-Benz Unimog hoy es ampliamente utilizado en todo el mundo, en rubros realmente demandantes, como las operaciones de rescate, en los salvamentos en desastres naturales, por los cuerpos de bomberos, en labores de agricultura y en tareas militares.
La historia del Unimog dice que apenas concluida la II Guerra Mundial, Albert Friedrich, ex jefe de diseño de motores de avión en Daimler-Benz, comenzó a desarrollar un vehículo con tracción total, con cuatro ruedas del mismo tamaño y con una potencia de 25 CV. Estaba destinado principalmente como vehículo de transporte para la industria agrícola y tenía una velocidad de hasta 50 km/h. Estas primeras consideraciones debían cumplir los estrictos criterios del plan Morgenthau en la zona de ocupación estadounidense, cuyo objetivo era transformar a Alemania en un Estado potente en el tema agrícola.
En el otoño del 45, Friedrich realizó los primeros bosquejos del Unimog, que tuvo un ancho de vías de 1.270 mm, una dimensión que no era azarosa, sino que correspondía exactamente a dos hileras de plantaciones de papas. Otros rasgos característicos eran el techo desmontable, el parabrisas abatible, un accionamiento para aperos agrícolas en la parte delantera, un gancho de remolque en la parte trasera y una plataforma auxiliar detrás del asiento del conductor. Para implementar este concepto, Friedrich reunió a su alrededor un equipo dedicado de desarrolladores, entre ellos su antiguo empleado Heinrich Rößler, quien también había trabajado en el desarrollo de autos y motores en Daimler-Benz. Fue la mejor coincidencia, porque desde el final de la guerra Rößler trabajó en la agricultura, de modo que aprovechó la gran experiencia adquirida allí y se convirtió en el diseñador jefe del primer prototipo (el citado 001).
Entre las grandes hazañas del Unimog, se anota una conseguida precisamente en Chile. En 2020, un binomio de unidades U 5023 de doble cabina se alzó con el Record Mundial Guinness, al ascender a 6.694 metros sobre el nivel del mar en el Volcán Ojos del Salado, en la región de Atacama. La marca era entonces la mayor obtenida por un vehículo motorizado.
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