El buen café, el clima tropical, la diversidad natural, el ritmo de vida calmo y sobre todo la gentileza de sus habitantes son parte de los atributos que distinguen a Costa Rica. En este pequeño país que pone un pie en el Caribe y otro en el Pacífico, Hyundai decidió reunir a la prensa latinoamericana para el destape regional del Hyundai Kona de 2ª generación. El crossover subcompacto de 4.35 m, que había debutado globalmente hace casi un año, ya tiene boletos timbrados a Chile, hasta donde llegará a fines del primer semestre 2024 con su mejor carta de presentación a la fecha: la versión N Line, impulsada por el inquieto motor turbo de 1.6 litros (lo adjetivamos, porque en Ruta Motor tuvimos la suerte de conducirlo).
Pura vida
En Costa Rica es difícil abstraerse de algo que todos repiten en la calle en señal de buena vibra, usado como sinónimo de saludo, de un ‘gracias’ o un ‘de nada’. Es realmente poco probable que uno no termine involucrado, respondiendo ‘pura vida’ cuando en una caseta de peaje o en un negocio alguien nos lo dice con sonriente naturalidad.
Adaptados al menos en ese aspecto con la realidad local, vivimos la presentación de la 2ª generación del Hyundai Kona, una que viene apenas a cinco años del estreno del modelo iniciador y que ahora llega plegada completamente al lenguaje de diseño Sensuous Sportiness. Aunque la belleza es siempre subjetiva, al menos la mayoría de los periodistas que fue parte del evento coincidió en que el actualizado crossover surcoreano luce como una evolución osada, atractiva y elegante a la vez. La marca, por su parte, destaca que lo concibió como un EV, al que luego -y aún en fase de desarrollo- se añadieron las alternativas con motor a combustión interna.
Por nuestras manos pasaron dos de las motorizaciones que dirán presente en Chile a partir del tercer trimestre de 2024. Y fuimos de menos a más, porque en un primer trayecto entre San José y la localidad de Los Sueños, en la costa occidental, nos tocó el Kona con motor aspirado de 2.0 litros. Este propulsor se parea exclusivamente con una caja automática del tipo CVT y está capacitado para poner sobre la mesa 147 Hp y 179 Nm de torque máximo, a 4.500 rpm.
A bordo de este Kona 2024, sin duda que la sensación es la de estar sentado en un vehículo moderno, con fuelle para estar varias temporadas vigente. Se dispone del ya habitual patrón de doble pantalla de Hyundai, conformado por dos sendos displays de 12.3″ para la información y la entretención, y también de elementos que dan cuenta del vanguardismo de un producto enfocado principalmente en el público joven, tales como un cargador inductivo acolchado en la zona de la consola, y cuatro conectores USB de tipo C (dos adelante; y dos atrás, junto con las salidas de aire para la segunda fila de asientos). El volante, siguiendo la línea de lo ya visto en modelos como el eléctrico Ioniq 5, el flamante Hyundai Santa Fe -que llega en marzo a Chile- o el recién exhibido facelift del Tucson, prescinde esta vez del característico logo de Hyundai en el centro. El mensaje de algún modo pareciera ser claro: ya con las formas y la distribución del resto de los elementos, se tendría que dar por sentado que este es un Hyundai.
Más cosas destacadas, especialmente en tiempos cuando la funcionalidad cede a manos de la modernidad mal entendida, son la botonera análoga para controlar la infoentretención, situada justo por debajo de la pantalla central y que también cuenta con útiles perillas para el volumen y la sintonización; y los mandos de la climatización dual, que otra vez son de teclas y switches físicos. ¡Qué sencillo cuando no hay ni que desviar la mirada! En casi todas las versiones, excepto las de caja automática variable continua, la transmisión se elige desde una varilla giratoria en la columna de dirección.
En el manejo, en el primer tramo hacia Los Sueños fue mi colega Mauricio Monroy (de MT La Tercera) quien sorteó con éxito los primeros 50 kilómetros en las rutas interprovinciales de un carril por sentido. Después de la detención a medio camino fue mi turno de completar a los 100 km. Seguí con la misión, a la que también hubo que sumarle otra más impensada: estirarle bien el cuello al motor 2.0 litros, que a decir verdad no se mostró particularmente reactivo en las subidas hacia la costa.
El plato fuerte
Después de almuerzo y tras omitir el reposo para correr y hacer el video principal de esta nota (ver arriba), vino lo más contundente. Fue momento de tomar contacto con el Kona N Line, por ahora la versión más alta de la gama ante el escepticismo de un potencial arribo del Kona N de 2ª horneada (que de llegar, sería sucesor del Kona N Gen1 que estuvo impulsado por un motor turbo 2.0 litros de 280 caballos).
Este Hyundai Kona N Line no solo es distinto bajo el capó, con un bloque sobrealimentado 1.6 litros -recalibrado respecto del N Line anterior- sino que practica esa diferenciación. Así, los detalles exteriores que dan cuenta de su pedigrí más afilado recaen en una grilla baja con diseño de tipo panal de abejas, en dos mini compuertas para refrigeración activa, en la leyenda ‘N Line’ casi pegada al óptico principal del lado del copiloto, en unas atractivas llantas bitono de 19 pulgadas con cubierta de centro ‘N’, una doble salida de escapes cromada, un difusor en la parte más baja de la zaga y un alerón en el final del techo -ensanchado por los costados- que apega más al piso el eje trasero y a la vez filtra parte del caudal para no perjudicar el coeficiente de roce.
Adentro también hay rasgos exclusivos que se agradecen. El volante gana en la base el símbolo distintivo de la versión, mientras que el tablero y los asientos, mezcla de cuero y alcántara, lucen vistosas líneas y costuras rojas. Los pedales son de aluminio.
Tuve suerte. A poco de salir de regreso a la capital a los mandos del N Line con el citado motor 1.6 turbo de 198 Hp y 265 Nm entre 1.600 y 4.500 rpm (en la generación anterior el peak arrancaba desde 1.800 vueltas), comenzó a llover como solo se da en los países tropicales. El panorama era ideal: una ruta serpenteante, subidas y bajadas, mucha agua, escasa visión y una tracción integral lista para ponerse a prueba.
Lo primero que podía sacarse en limpio ya a los pocos kilómetros de iniciar el regreso, es que este Kona 1.6T HTRAC es un animal ultra despierto de reacciones y que parece estar atento a que le pidan, para dar sin medias tintas. A diferencia de la ida, a este nada lo hizo ver flojo; todo lo contrario, a la más mínima pisada del acelerador volvía a ganar velocidad, reduciendo con rapidez si ello resultaba ser lo más apropiado en el minuto (puede apurárselo igualmente mediante las levas en el volante. Es automático de ocho cambios).
La realidad terminó siendo la siguiente: por la izquierda, una doble línea central amarilla casi siempre continua y, por la derecha, otra línea apenas distinguible para el ojo humano (por la excesiva acumulación de agua). El que se encargó de poner la cuota necesaria de seguridad fue el sistema de láseres del mantenimiento y centrado de carril de la batería de asistencias Hyundai Smart Sense, al que sí no se le escaparon en ningún momento las franjas. Lo advertía en el panel y lo resolvía con correcciones leves y atinadas. Cuando estas tecnologías funcionan bien, de verdad se agradecen.
Cuando tocó la parada intermedia de la vuelta, me bajé contento. Me pareció todo muy ‘divertido’ y pensé que ese adjetivo tenía que estar sí o sí en el título de la nota de presentación en YouTube. Hacía tiempo que no manejaba un crossover de marca generalista tan bien plantado. A este Kona lo condujimos en condiciones realmente exigentes y no por ello le acortamos la rienda (porque no hizo falta y porque o si no, ¿cuál sería la gracia?). Mi taza de café en grano se acabó y entonces seguimos nuestro camino. Ahora era a mi colega Mauricio Monroy a quien le tocaba experimentar la madurez precoz llegada a esta 2ª generación.
¿Qué te parece este Hyundai Kona N Line 2024? ¿Estás ansioso por verlo en el país? ¡Coméntanos!
