Seguramente has escuchado la palabra «BlueMotion» por ahí, o BlueTec, BlueHDi, entre otros y te podemos contar que cada día más la palabra “azul” está entre los autos con motores diésel. La causa principal es por la nueva norma Euro VI que limita las emisiones contaminantes permitidas para los motores, especialmente en lo que a partículas sólidas y gases NOx se refiere.
Cada motor diésel genera menor cantidad de productos contaminantes y CO2 pero, lamentableente, hay dos emisiones que son muy peligrosas y que deben ser reducidas en la medida de lo posible: los óxidos de nitrógeno (NOx) y los benzopirenos presentes en la ceniza que genera la combustión del gasóleo.
Los benzopirenos son partículas sólidas que se adhieren a los tejidos del sistema respiratorio y son altamente cancerígenas, de hecho por eso es obligatorio el instalar filtros anti partículas en los diésel para atraparlas de forma completamente mecánica, instalando un tamiz en el tubo de escape del auto.
Sin embargo, los NOx no se pueden eliminar físicamente, por lo que es necesario de una reacción química que los transforme una vez generados de forma que no salgan a la atmósfera. Para desarrollar esta reacción química, se necesitan dos elementos: un catalizador que facilite que el proceso tenga lugar y, por otro, un compuesto químico que reaccione con los peligrosos NOx y los transforme en otros gases inocuos. Este aditivo se conoce comercialmente como AdBlue (es una marca registrada) y está compuesto por una disolución al 32,5% de urea.