Un verdadero dolor de cabeza están viviendo por estos días los dueños en Brasil de un Volkswagen Nivus y algunos de quienes incluso han adquirido un T-Cross (en sus configuraciones mejor equipadas), y ese problema, irremediablemente, salpica también al gigante alemán. ¿Por qué? Todo se relaciona con el popular robo de emblemas que, por supuesto no solo afecta a Volkswagen, pero que en el caso de los modelos SUVs mencionados también el delito afecta al radar que opera el avanzado control crucero adaptativo (está pegado al logotipo).
Tal como detalla el medio local Quatro Rodas, el Nivus es el principal blanco de este tipo de hurtos, porque para el mercado brasileño el modelo integra de serie el control crucero adaptativo (no por nada es un cinco estrellas en Latin NCAP). Más atrás le siguen el T-Cross, que lo equipa como un opcional, y el sedán Virtus que también lo posee en algunas versiones. Los tres modelos son igual de vulnerables, porque basta con quitar el logo con alguna herramienta para tener acceso al radar, el componente más caro del sistema de control crucero adaptativo.
Como resulta evidente, este no se trata de un defecto de fabricación de VW de Brasil, sino de un asunto de seguridad pública, algo que la marca se ha encargado de resaltar cuando ha sido oficialmente requerida por el caso. El sitio especializado detalla que varios de los propietarios que están expuestos a este robo han comenzado a poner pegamento de alta densidad en el radar (como el que se utiliza en los parabrisas), siguiendo una recomendación en redes sociales, sin embargo la propia Volkswagen ha emitido un boletín interno en el que dice que es un «procedimiento no recomendado, puesto que no han sido testeados, pudiendo incluso obstruirse el sistema de ACC (Adaptative Cruise Control), causando a su vez un funcionamiento inadecuado con frenadas inesperadas y el consiguiente riesgo de accidente«.
La pregunta obvia es cuánto vale volver a dejar operativo el control crucero adaptativo cuando el dispositivo es robado. Y la respuesta es lo que definitivamente termina por convertir a esta realidad en el gran dolor de cabeza que está siendo en Brasil: cuesta unos 12 mil reales, el equivalente en Chile a unos $ 2.2 millones.
¿Qué te parece este impensado problema que asoma en la esfera de Volkswagen de Brasil? ¡Coméntanos!
