Manejo en lluvia: ¿Qué es el aquaplaning y por qué es tan peligroso?

Se trata de la pérdida de tracción del automóvil, producida por una capa de agua entre el neumático y el asfalto. Es clave saber bien cómo reaccionar.

por José Ignacio Gutiérrez
aquaplaning

Esta semana te contamos de algunos de los consejos indispensables para mantener una conducción segura con piso mojado. Ahora en Ruta Motor nos detenemos en uno de los fenómenos que más preocupan a los automovilistas y que es muy propio de los días con lluvias intensas. Hablamos del aquaplaning, esa repentina pérdida de agarre del vehículo, que podría terminar en una colisión o salida de la calzada si es que no se reacciona de la manera correcta.

Aquaplaning

En nuestra nota, en el punto 10 te dijimos que era crucial evitar las pozas de agua. Esto, precisamente porque en términos sencillos el aquaplaning es la separación entre el neumático y el pavimento, creada por una capa de agua, cuando el compuesto no es capaz de evacuar toda el agua a través de los surcos (o huella). El conductor puede notar este fenómeno casi de inmediato porque la sensación a bordo es similar a como si el auto estuviera flotando. Puede producirse en una o más ruedas y, sin duda, el peor escenario se da cuando los cuatro neumáticos han perdido adherencia.

La mayoría de las veces los charcos aparecen enfrente sin que sea posible evitarlos. Si ello ocurre, hay que mantener la calma, vale decir, en ningún caso es recomendable reaccionar con brusquedad, por ejemplo cambiando de carril o frenando repentinamente. Lo que sí es aconsejable, es mantener el volante lo más recto posible, dejar que el vehículo cruce la poza y quitar el pie del acelerador para ir desacelerando paulatinamente hasta que las ruedas recuperen la tracción. Recuerda: es importante no frenar, porque la pérdida de control podría aumentar apenas los neumáticos vuelven a encontrarse con el pavimento.

Aquaplaning

Si el vehículo llegara a derrapar, habría que diferenciar si este es de tracción delantera, trasera o total: en el primer caso, se recomienda desacelerar y, en caso de ser necesario, girar el volante en dirección opuesta al derrape; si es un RWD, el consejo es acelerar y, si se requiere, girar el volante nuevamente en el sentido opuesto del derrape. Finalmente, cuando el auto tiene tracción en los dos ejes, hay que seguir la dirección del derrape hasta finalmente recuperar la tracción.

Recapitulando, en días lluviosos lo mejor será circular a menor velocidad, procurar que los neumáticos estén siempre a la presión indicada por el fabricante y, como se dijo, evitar los charcos grandes de agua.

¿A ti te ha ocurrido este suceso propio del invierno? ¡Coméntanos!

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