Desde la irrupción en 1896 del primer camión de la historia -patentado apenas 10 años después del motorwagen de Carl Benz- este tipo de vehículos se presentó en un formato mucho mayor al de un tradicional automóvil. Y es que el camión nació con la tarea de mover mercancías y, por ende, con la imperiosa necesidad de llevar un motor mucho más capaz. De hecho, el invento del ingeniero Gottlieb Daimler -pensado para llevar 1.500 kilos- estuvo impulsado por un bloque bicilíndrico de 1.06 litros, que desarrollaba cuatro caballos de vapor. Desde entonces los camiones se diseñaron como auténticos portentos, a cuyos pasos en las carreteras quedaban latentes los conceptos de fuerza, robustez y desempeño. Sin embargo, ¿sabías que hace exactos 40 años debutó en el Salón de Frankfurt 1983 un particular tractocamión que pretendió reescribir parte de esta historia? Se llamó Steinwinter SuperCargo 20.40 y fue una cabeza tractora tan capaz como sus equivalentes convencionales, pero que tuvo la gran particularidad de equipararse en altura con un deportivo coupé.
El Steinwinter SuperCargo 20.40 también fue obra de la ingeniería alemana. En concreto, se trató de un invento de Manfred Steinwinter, quien lo diseñó y llevó a cabo durante la década del 70 en Stuttgart. El industrial lo ideó como lo que pretendía ser una verdadera revolución en la industria del transporte, ya que este camión de dos ejes y pegado al piso -y con una cabina muy similar a la de un auto (salvo por su caja manual de 16 marchas)- prometía mucha mejor eficiencia. Mecánicamente estaba montado sobre una chasis Mercedes-Benz y se movía gracias a un motor V8 OM442 de 400 Hp y 2.100 Nm a 1.100 rpm. Desplazaba hasta 40 toneladas.
Su denominación 20.40 viene precisamente de su largo total. Es que el Steinwinter SuperCargo estaba pensado como un todo: el tractor y el remolque, que medían de largo justamente 20 metros con 40 centímetros (también se probó como camión articulado). Por su parte, la altura del tractocamión llegaba apenas a los 1.170 mm. Respecto del equipamiento, el Steinwinter era todo un adelantado, puesto que contaba con suspensión neumática independiente, frenos ABS, diferencial de deslizamiento limitado, butacas Recaro y climatizador.
¿Por qué fracasó el proyecto del Steinwinter? Más allá de su escasa visibilidad (queja recurrente entre quienes lo probaron), algo que hoy podría subsanarse con un conjunto de cámaras y radares, este peculiar tractocamión mostraba por su naturaleza tendencia al subviraje y, además, presentaba problemas de sobrecalentamientos recurrentes al llevar un motor demasiado poco expuesto, lo que repercutía en una mezquina capacidad de refrigeración.
¿Qué te parece este extravagente camión? ¿Estás de acuerdo con que se lo llame el más extraño del mundo? ¿Podría tener vida en tiempos de electromovilidad? ¡Coméntanos!
