Una de las tantas startup que prometían ser el próximo gran éxito era Fisker, que tras un fracaso con el Karma fue relanzada como Fisker Inc, orientada a producir vehículos principalmente premium, orientados al segmento eléctrico, que tras una serie de problemas y retrasos, finalmente pudo salir al mercado con el Ocean, un SUV mediano.
Tras una salia a la bolsa de valores de EEUU, y lograr reunir fondos con varios inversionistas, el rumbo de la compañía tomó cuesta abajo. Los problemas y críticas que tuvo el Ocean hicieron que el valor de las acciones de la compañía bajaran desde el peak de US$28 que tuvo en el 2021, a sólo un dólar. Si el precio no remonta en seis meses, corren el riesgo de ser sacados de la bolsa.
Los fantasmas de la bancarrota tampoco se han hecho esperar. La necesidad de tener fondos para seguir produciendo (ya que aún no tienen beneficios con la venta de vehículos) hace que desesperadamente busquen nuevos inversores, que ya no tienen la confianza como para entregarles dinero a cambio de un futuro rendimiento económico.
Una de las soluciones que estaban barajando era de ser comprada (al menos una parte) por alguna marca generalista de gran tamaño. Desde Reuters apuntaron a que Nissan estuvo en conversaciones con la marca, pero no hubo acuerdo, y nuevamente Fisker se queda sin nada en las manos, con una situación cada vez más compleja.
El futuro se ve negro para Fisker, al punto de que realmente n ose sabe si la compañía podrá seguir operando en un futuro cercano.
