El BYD YangWang U9 es la epítome de los problemas en los superdeportivos eléctricos: su peso

por Cristian Martinez

Una de las ventajas inherentes a los vehículos eléctricos es el torque instantáneo que entregan los motores, que además permiten potencias ridículas en vehículos «normales», o que no veríamos de forma común en sus contrapartes con motor a combustión interna, por lo que es cada vez más común ver estrenos con motorizaciones sobre los 600 o 700 hp en vehículos que pretenden llegar a la parte alta de segmentos tradicionales.

Pero también tienen un problema importante: el peso de las baterías. Esto ya se empieza a demostrar en vehículos más grandes, como por ejemplo el GMC Hummer eléctrico, cuyo paquete de baterías por sí solo pesa entre 1100 y 1200 kg. En los deportivos, donde el peso es un factor importante, también se está transformando en un gran problema.

EL YangWang U9 de BYD tampoco se salva de esto. El primer superdeportivo de la marca tiene una potencia de casi 1300 hp, credencial que por sí sola le permite ganarse el adjetivo de superdeportivo, pero el peso es el mejor argumento en contra. Y es que un vehículo de casi 2.5 toneladas difícilmente puede calificarse como ágil, ya que por mucha potencia, torque vectorial, y control individual de tracción a cada rueda, no puede ganarle a las leyes de la física.

Así, por impactante que se vea la cifra de potencia, no tiene una mejor relación peso-potencia que muchos otros deportivos con motores a gasolina, como por ejemplo el McLaren P1. De hecho, si lo comparamos de esa manera, el U9 está mucho más cerca de un Posrche 911 Turbo S o un Lamborghini Reventon, que si bien tienen casi la mitad de potencia, también tienen una tonelada menos de peso.

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