Este nuevo Mercedes Benz Clase C tiene quizás lo que más valorarán sus clientes: calidad, lujo y simpleza. Estos aspectos son los que los clientes de la marca de la estrella siempre valoran y por cierto exigen. Es un vehículo por sobre todo elegante y muy cómodo, en donde destacan su planta motriz de cuatro cilindros, 1.8 litros de cilindrada y 184 CV. Además logran una conjunción perfecta suspensión, confort y estabilidad.
En el test realizado por Rutamotor podemos decir en un inicio que dinámicamente destaca por su excelente suspensión, su manejo ágil, tanto en carretera como en caminos con curvas. En su interior hay buen espacio y los asientos son muy buenos. En las plazas traseras hay espacio justo para personas de diversa contextura.
La consola central sorprende por su novedosa estética, mucho más actual y dinámica, sin perder la clásica elegancia de la marca. Tantos los interruptores y mandos están bien colocados y al alcance del conductor. Muy interesante es el volante multifunción, en el cual se pueden controlar la radio sin tener que levantar las manos del volante. Además se puede manejar el teléfono vía bluetooth y el computador de abordo.
El puesto de conducción es correcto, con unos asientos algo blandos, pero muy cómodos para viajes largos. En cuanto a las plazas traseras, éstas no son excesivamente holgadas, ya que no hay mucho espacio para las piernas. La visibilidad del Clase C es buena y los espejos retrovisores llaman la atención del conductor por sus grandes dimensiones, lo que facilita todo tipo de maniobras de conducción. La visibilidad hacia atrás es sólo regular.
El sistema de climatización de dos zonas tiene buena capacidad para enfriar el habitáculo y con rapidez. Es poco ruidoso y efectivo. Exteriormente el Clase C es similar al Clase S, pero más pequeño. Se nota más grande que su antecesor y más alto.
Dinámicamente sea en la carretera que sea el Mercedes-Benz Clase C es muy poco sensible a los errores de conducción y tiene una suspensión suave capaz de absorber bien todo tipo de irregularidades. Su motor de casi 2 litros de 4 cilindros es alimentado con inyección electrónica y compresor mecánico, rinde 184 CV y un par máximo de 23,5 mkg a 2.500-4.800 rpm. Tiene cambio automático de cinco velocidades de buen funcionamiento y de accionar muy suave ya que las interrupciones entre una velocidad y otra apenas son perceptibles.
A pesar del Kompressor, el K no es un «purasangre». Se nueve bien para sus casi 1.500 kilos, es alegre y tiene buenas prestaciones. El compresor actúa sobre el motor y lo sobrealimenta sin la brusquedad de un turbo. Con ello el piloto es dueño del control del vehículo, a pesar de que lo lleven manos inexpertas. Este C200K se comporta de forma eficaz en todo tipo de terrenos. Frena bien, más que nada por la seguridad que imprime.
En resumen, es un auto ejemplar, en comportamiento, seguridad, estabilidad y equipamiento. Es muy señorial y distinguido, un digno exponente de la nueva capada de modelos de la marca de la estrella. Ideal para quienes aspiran a tener un automóvil a precio razonable con todos los atributos de modelos superiores.
