Uno de los principales problemas que se ven a futuro cuando la comercialización de vehículos eléctricos sea algo masivo, es la duración de las baterías y el alto costo que tendría reemplazarlas. Lentamente han aparecido algunos casos similares, donde el costo de reparación se dispara y hace meditar si arreglarlo o llevarlo al desarme.
El dueño de un Tesla Model S del año 2015, llevó al sedán de casi 260.000 km al servicio técnico de la marca para ver una baja contínua en la autonomía, que había bajado de 435 a 346 kilómetros. El problema radica en la batería, cuyo costo de cambio es de casi 20 mil dólares, según la cotización del taller. Sólo la batería como repuesto vale US$18.000.
Para hacer más notorio esto, la cobertura de la garantía de batería se había acabado hace apenas 4 meses, por lo cual el gasto fue en su totalidad a cargo del dueño. Eso sí, optó por una batería 100% nueva en lugar de una remanufacturada (lo cual habría bajado el costo de la reparación), y tiene una garantía de 80.000 kilómetros o cuatro años.