Lentamente las marcas deportivas están aceptando que la era de los motores atmosféricos están llegando a su fin. Ferrari y Lamborghini, dos grandes exponentes del segmento, ya han asumido y empezarán a vender unidades con V8 híbridos, mientras que Porsche se adelantó y tiene planes para superdeportivos eléctricos. McLaren seguirá el mismo camino.
Según varias fuentes, el 750S será su último vehículo con el motor V8 sin hibridizar de alguna manera, principalmente por la necesidad que generan las nuevas normas ambientales cada vez más estrictas. De esta manera, no les es posible mantener el V8 de 4 litros por siempre, aunque lo hagan cada vez más eficiente se acercan al límite, y el costo de investigación y desarrollo cada vez rinde menos en la mejora de eficiencia.
De todas formas no sería primera vez que McLaren incursiona en el mundo de los híbridos. Hace 10 años que presentó el P1, su primer hiperdeportivo que ya contaba con un sistema semi híbrido (aunque pensado más en aumentar potencia de forma momentánea que en mejorar el rendimiento), y en la historia más reciente con el Artura, que gracias a los bonos de emisiones de carbono recibidos por su V6 híbrido le permitieron seguir con el 750S como el último de su clase.
