Uno de los coletazos que trajo la pandemia del Covid-19 fue la crisis de los semiconductores en la industria automotriz, que (al igual que con otros tipos de industrias) vio ralentizada su producción y mostró su principal eslabón débil, al escasear suministros vitales como semiconductores y chips por sistemas electrónicos, que estos dias abundan en los vehículos.
Según un último estudio, esta crisis se vio amplificada por el conflicto Rusia – Ucrania y el abastecimiento de ramales de cables eléctricos, ya que la fábrica del principal proveedor de ramales (Leoni) estaba en Ucrania. Todo esto significó que quedaran sin fabricar cerca de 12.5 millones de unidades a nivel mundial entre los años 2021-2022, producto de ambas situaciones.
Pero el mercado y la industria han mostrado claras señales de mejoría. En lo que va de este año, han quedado sin fabricar cerca de medio millón de unidades en comparación con un año normal, y la curva de unidades en oferta y venta de vehículos muestra de nuevo una tendencia al alza.
A pesar de esto, la crisis de los semiconductores aún no ha terminado. Ya hay más proveedores y mayor disponibilidad, pero la demanda para uso en vehículos livianos también ha aumentado, lo que se ha visto de cierta forma suavizado ya que la demanda para consumo general de electrónica ha disminuido.
