A pesar que ya está todo encaminado hacia el cambio a la movilidad con motores eléctricos y baterías, las marcas tradicionales no han logrado tomar el paso y seguir el ritmo a las diversas startup de autos eléctricos que han aparecido, especialmente las provenientes de China, que junto a las marcas tradicionales de ese mercado, han logrado posicionarse como los principales actores en el nuevo orden mundial.
La gran ventaja es su bajo costo, comparado con un modelo similar de marcas occidentales, gracias en parte al mucho menor costo de la mano de obra china, y los beneficios estatales e incentivos que tienen esas marcas, lo que hacen que puedan traspasar el ahorro a los usuarios. Y ese bajo precio de venta lo están viendo como una amenaza a las otras marcas, tanto en la Unión Europea (donde ya se planteó un tema similar) como en EEUU, donde un grupo de legisladores están solicitando a la administración de Biden aumentar las tarifas y aranceles a los vehículos producidos en China, para proteger la industria local.
La carta busca aumentar las tarifas e impuestos a vehículos chinos (medida tomada durante el gobierno de Trump) por sobre el 25% que tienen actualmente, para equiparar los precios con los vehículos producidos localmente. Esto considerando que son cada vez más las marcas chinas que han logrado cumplir con los estándares de calidad de EEUU y la Unión Europea, al menos en cuanto a seguridad, por lo que no tendrían mayores restricciones para su comercialización.
Si bien actualmente no hay marcas chinas que se vendan directamente en EEUU, sí lo hacen otras marcas con fábricas en esos lados (como el caso de Tesla), o grupos chinos que venden a través de otras marcas adquiridas, como lo hace Geely con Polestar por ejemplo.
