Una de las tantas promesas de Donald Trump durante su campaña fue el revivir la manufactura estadounidense, trayendo de vuelta las fábricas al país de aquellas marcas que decidieron manufacturar productos en países con mano de obra barata.
Para lograr eso utilizaría los impuestos, aumentándolos a aquellos productos que sean fabricados en el exterior, y dando facilidades a quienes quieran reinstalar sus fábricas en el país.Y lo dejó claro en la polémica que tuvo con Ford, por el traslado de la producción actual de la planta de Michigan a la fábrica que tienen en Mexico.
Para la industria automotriz, dijo que les cobraría un arancel extra del 35% a aquellos vehículos que sean ensamblados fuera de sus fronteras, y que estén destinados principalmente al mercado estadounidense. Eso apuntó directamente a Ford, Audi, BMW, Renault, Nissan, Honda, y otras más que han optado por fabricar en Mexico y vender en EEUU.
Todas estas grandes inversiones en el país azteca lo han transformado en el séptimo fabricante de vehículos a nivel mundial, y aunque EEUU no se movió del segundo lugar, Trump pretende que la mayoría de los vehículos vendidos en el país sean también fabricados ahí, para recuperar la mano de obra y trabajos. Veremos que tal le resulta la estrategia, considerando que aún están vigentes los tratados firmados de comercio.
