Generalmente uno pronuncia el nombre de las marcas como lo estime conveniente, o tratando de usar una pronunciación cercana a lenguajes anglosajones cuando la duda asalta. Pero no es un fenómeno que sea nacional, sino que se repite en todos los rincones del mundo.
Por eso es que en Inglaterra, Carwow hizo el siguiente experimento: le pidieron a un inglés pronunciar el nombre de una marca, y después lo comparan a como lo dice alguien que habla el idioma nativo de la marca (por ejemplo, un italiano habla de Abarth, un alemán de Porsche, etc). Es la oportunidad de aprender algo nuevo, y pronunciar las palabras como corresponde y transformarte en el siútico del grupo al andar corrigiendo al resto, sin siquiera saber alguna palabra del idioma.
Por cierto, si alguien tiene el teléfono de la coreana que me avise, es para un… trabajo, si, eso, un informe que me pidieron en el trabajo.