No es difícil darse cuenta de que hasta las marcas más tradicionales han cambiado sus bases en pro de seguir los avances de la técnica. Ya sufrimos el día en que los grandes muscle car optaron por comenzar a bajar la cilindrada de sus motores en pos de mejorar los consumos. O cuando se empezó a introducir controles electrónicos para mejorar la seguridad activa y facilidad de conducción.
En el ámbito de los todo terreno, ya pasó el día en que los Range Rovers perdieron los dos ejes rígidos en pos de suspensiones independientes. Y esto también le ha llegado a la marca que comenzó con el estirpe de ser las maquinas ideales para la practica del off road.
Ya le tocó a varios de la familia, como al Grand Cherokee, luego al Cherokee (del que actualmente muy poco le queda de su primera generación), pero lo que nadie se esperaba era que también le pasara al hermano rudo de la familia, al Wrangler. Pero fuentes de la marca afirman que la próxima generación, a estrenarse en año 2016, podría sufrir una importante baja en su peso, producto de un cambio radical en su suspensión, la cual perdería los dos ejes rígidos a cambio de un sistema independiente en los dos trenes. Desgraciadamente esta es la única forma de mejorar su eficiencia y poder cumplir con los nuevos estándares de consumos y emisiones que se exigirán en el futuro.
