Hace pocos meses atrás se supo de un importante acuerdo entre Nikola y General Motors, que sorprendió a buena parte del mundo automotriz, ya que era mucho lo que había logrado una marca tan pequeña, que ni siquiera tenía un prototipo funcional para hacer una presentación de lo que ofrece al mercado.
Sin embargo, a días de conocerse el acuerdo, apareció un informe financiero de Hindenburg Research diciendo que Nikola era prácticamente «un intrincado fraude«, que había logrado hacerse de muchos fondos y negocios en base a modelos que realmente no existen, vendiendo palabras sin sustancia, y que gracias a «un océano de mentiras logró el acuerdo (con GM)». Aparte de influir en el valor de la marca en la bolsa, también terminó por cambiar algunos términos del acuerdo logrado con General Motors.
Inicialmente el acuerdo indicaba que General Motors fabricaría las camionetas eléctricas Badger de Nikola, y proveería tecnología de celdas de combustible para los camiones Clase 7/8 de Nikola, a cambio de 2 mil millones de dólares en acciones de Nikola. Pero tras la publicación el acuerdo fue modificado, y ahora General Motors solamente proveerá con sus celdas de combustible Hydrotec para los camiones Nikola, y ya no fabricará las camionetas, lo que es seguramente el principal golpe a la startup eléctrica.
Las Badger dependían de la capacidad de fabricación de un tercero, ya que Nikola no tiene las herramientas, equipo ni instalaciones para poder hacer camionetas a gran escala. La marca afirmó que tras el cambio en el acuerdo, la Badger «está muerta», y devolverán el dinero a quienes ya habían pagado le depósito inicial por uno de los vehículos.
El daño tras publicación de Hindenburg Research no fue posible aplacar incluso con la salida del CEO de Nikola. El valor de sus acciones cayó de casi 80 dólares (en su peak, durante junio de este año) a casi 21 dólares, lo que dejó nada contentos a sus accionistas. Veremos si tras este tropezón Nikola logra levantarse, y por fin presenta un vehículo real y funcional.
