La locura es como su nombre lo dice locura. No se puede medir ni menos explicar. Así lo entienden y claro los que participan en la carrera «Isla de Man TT», considerada la carrera más peligrosa del mundo, y a su vez una de las más prestigiosas, por lo que hay en juego, la vida, o la muerte. Hace dos años, en 2013, se produjo su última muerte, el japonés Yoshinari Matsushita, en una loca carrera en moto que ya ha cobrado la vida de, al menos, 240 pilotos.
¿PERO COMO PARTIÓ?
Toda historia tiene un inicio, y esta comenzó durante el 28 de mayo de 1907, cuando veinticinco locos de las dos ruedas se atrevieron a competir por los tortuosos caminos de caballos que atravesaban la Isla de Man, situada en el Mar de Irlanda, en la costa oeste de Gran Bretaña.
https://www.youtube.com/watch?v=xe0igW8jNyU
https://www.youtube.com/watch?v=iRWp9rhfS_0
https://www.youtube.com/watch?v=6wamdJQXI9w
A una loca velocidad para la época, 60 km/h, dieron la vuelta a la islade 37,73 millas (unos 61 kilómetros) – y cuando las carreras de motos estaban prohibidas en Inglaterra. Se corre ahí porque la Isla de Man tenía estatus de nación y su legislación era independiente. Una autonomía que permitía a la isla eludir los límites de velocidad. Fue el argumento clave para convertirla en el escenario de una prueba que se transformó en legendaria gracias a su peligrosidad.
Solamente Daytona tutea a la carrera senior TT (Tourist Trophy) en popularidad universal. Dunlop, vencedor en veintiséis ocasiones, Hailwood -en catorce- y Agostini -diez veces- alimentaron el prestigio de un gran premio que formó parte del Mundial de Motociclismo desde 1949 hasta 1976, momento en el que fue eliminado del calendario precisamente por su precio en vidas.
UN CIRCUITO EN UN PROMEDIO DE 200 KM/H
Este duro circuito urbano no tiene escapatoria, si se choca las consecuencias puede ser fatales, es al todo o nada. La carrera anual reúne a más de 60.000 personas que van especialmente a verla desde distintas partes del mundo. El doble de la población de la isla, que no supera los 35.000 habitantes.
Pero la atracción fatal del TT no se basa únicamente en ser una competición sin prohibiciones. Su anarquía se alimenta por las características de sus pilotos bohemios, sin más normas que su calidad. Por ejemplo, Joey Dunlop, el ganador de las 26 ocasiones, se hizo famoso por llegar en su caravana minutos antes de la competición, sin reconocer el circuito, bajar la moto y vamos, a correr directo al triunfo, un crack de aquellos.
El mito dice que Dunlop tomaba cervezas en los «pubs» durante la madrugada y horas después salía directo a la victoria. Es lo que provoca la la Isla de Man. Adicción por la vida al borde de la muerte. ¿Qué opinas?
