Infiniti Q50S 3.0 Biturbo 400 HP 7AT: El perfecto desconocido

por Gabriel Baeza

Pocas veces nos toca probar un automóvil que nos deja tan gratamente sorprendidos por su rendimiento. Y es que si bien ya habíamos probado anteriormente varios modelos de la marca de lujo Infiniti, esta vez nos colocamos a los mandos de un sedán que a simple vista llama poco la atención. Eso hasta que miramos sus logos y nos subimos a manejarlo. Y es que su extraordinario motor de 400 Hp lo convierte en un impresionante sedán deportivo, que puede acercarse peligrosamente al rendimiento de modelos Premium, pero a casi la mitad de precio.

INFINITI Q50 PRECIOS AGOSTO DE 2018 (Incluyen bono de $3.000.000):

  • Infiniti Q50 2.0T $21.900.000
  • Infiniti Q50S Híbrido $28.900.000
  • Infiniti Q50S 3.0 Biturbo $31.900.000 (nuestro test)

En nuestro país, la marca japonesa de lujo Infiniti, que llega de la mano de SK Bergé, ha ido lentamente haciéndose conocida, mejorando sus diseños, ingresando a nuevos segmento y en el caso que nos acompaña, sorprendiendo con un producto que realmente se encuentra muy por sobre lo que se ofrece en nuestro mercado por su precio. Se trata del sedán Q50 S, que equipa un motor V6 de 3.0 litros, que gracias a sus dos turbos, alcanza una potencia de 400 Hp para mover ágilmente las ruedas traseras.

Recordemos que para los que no la conocen aun, la marca Infiniti nació como la división de lujo de Nissan en el año 1989, pensada para plantar cara a las marcas Premium europeas, como Audi, Bmw, Mercedes Benz, Volvo y luego a sus coterráneas, Lexus y Acura, marcas de lujo de Toyota y Honda respectivamente. Esta estrategia comenzó para EEUU, pero luego se expandió a otros países, donde siempre se ha mantenido como una marca de nicho, enfocada en el lujo y el placer de manejo.

DISEÑO FLUIDO Y ELEGANTE

Sus líneas se han mantenido casi invariadas desde su lanzamiento en el año 2015 y que recibieron una leve actualización en enero de este año, con algunos cambios en los parachoques delanteros, máscara frontal, algunos detalles de acabados, pero manteniendo las hermosas y fluidas líneas que estreno en su lanzamiento.

A nivel estético, el diseño y equipamiento no tiene diferencias con las de la versión 3.5 Híbrida, ya que cuenta con las mismas llantas de 19 pulgadas de 5 rayos triples, con detalles en color gris y aluminio, calzando unos deportivos neumáticos 245/40R19 runflat, pero contando de igual manera con una rueda de repuesto en caso de algún problema mayor.

Su frontal cuenta con unos imponentes focos con diseño de “ojos de águila”, con luces totalmente LED, los que llegan de manera muy fluida hasta la máscara con forma parecida a un hexágono con sus partes internas hacia adentro, que casi parecen una curva más que vértices, rodeada de un cromado muy vistoso. Los neblineros LED cierran la parte baja de las luces, pero no de los difusores delanteros, que tienen una forma pensada en mejorar la aerodinámica, pero que desgraciadamente son algo menos practicas en el día a día, ya que pueden ser víctimas de las soleras altas, especialmente ya que no cuenta con sensores delanteros de proximidad.

Su lateral mantiene esta fluidez de líneas, pero en un formato más conservador, manteniendo una silueta de tres cuerpos bien marcados, con un largo capo, un gran habitáculo y un maletero que cae suavemente, pero no tanto como los coupes de cuatro puertas actuales. Si tenemos unas hermosas llantas de 19 pulgadas, y un pilar C con una forma poco habitual de terminar la zona vidriada, que le entrega un plus de diseño.

La trasera es muy elegante, con una tapa de maletero que termina casi convertida en un pequeño alerón posterior, dos focos muy rasgados y que asemejan la mirada de un felino, y que encendidos mantienen una personalidad especial gracias a su tecnología LED. Abajo vemos dos colas de escapes ovaladas, una a cada lado, que nos llaman en especial la atención y es que se trata de un accesorio original de la marca, que si bien mantienen un diseño muy sobrio, cambian el sonido de manera magistral.

Hasta aquí, tenemos un diseño muy elegante y fluido, que no pareciera ocultar una personalidad deportiva ni extrema, cumpliendo con su objetivo de entregar un bajo perfil a su dueño. Sus dimensiones alcanzan los 4.800 mm de largo, los 1.820 mm de ancho, 1.455 mm de alto y una distancia entre ejes de 2.850 mm. Su peso alcanza a los no despreciables 1.733 kg, con un estanque de capacidad para 80 litros de combustible.

UN INTERIOR MODERNO

Ingresando a su interior, vemos como se mantiene la tradicional nota de elegancia de la marca japonesa en muchos detalles, pero llevados a nuevos niveles de diseño, que faltaba en algunos de sus emblemáticos modelos como el QX70 y que denota sus años a cuesta. Pero en el Q50, esto no pasa, ya que desde el primer momento nos sentimos en un producto muy en línea con lo que se ofrece en el mercado de los sedanes Premium. No llega al nivel de modernidad de algunos de los últimos lanzamientos del mercado, pero se respira sofisticación y elegancia suficiente para su precio.

Lo primero que nos recibe es un bonito volante de tres rayos forrado en cuero, con regulación eléctrica, controles del sistema multimedia y velocidad de crucero, además de unas grandes y deportivas paletas para manejar su caja de cambios automática, de manera secuencial. Tras este, nos encontramos con un tablero de instrumentos bien tradicional, con dos grandes relojes (de verdad grandes), con medidores de temperatura de refrigerante y combustible, con una pantalla a color central para su computador a bordo. Lo que me gustó mucho, fue que el tacómetro llega hasta las 9.000 rpm (aunque la zona roja este a las 7.000) y el velocímetro hasta los 280 km/h, algo que adelanta un excelente performance.

En la zona central, nos encontramos con dos grandes pantallas táctiles, donde la superior funciona principalmente para el navegador y cámara de retroceso, mientras que la inferior sirve para múltiples funciones desde controlar el audio, el climatizador o funciones generales del automovil. A los lados de la pantalla inferior nos encontramos con botones para el ajuste de las temperaturas de cada lado y ajustes tradicionales de climatización, mientras que bajo esta encontramos los botones para el manejo del sistema multimedia, todo en un acabado negro piano, que personalmente me gusta mirarlo limpio, pero creo que se ensucia y raya de manera muy fácil.

Bajo esto, encontramos una tradicional palanca para manejar la caja de cambio automática, junto con un comando giratorio para ajustar algunas funciones del navegador y el botón para elegir entre los seis modos de manejo: Personal, Sport+, Sport, Standard, Eco y Snow. Cada uno ajusta la respuesta del motor, caja de cambio, dirección e intervención del control de tracción y estabilidad.

El equipamiento es completo, contando con tapiz de cuero, asientos delanteros eléctricos y calefaccionados, sunroof, sistema de sonido Premium Bose, navegador, por mencionar lo principal. Se extrañan algunas cosas eso si, como sensores delanteros, cámara de 360°, asientos con memoria y refrigerados, por ejemplo.

UN MOTOR QUE SORPRENDE

Pero donde realmente nos encontraremos con una agradable sorpresa es al abrir su capo, ya que esta versión se coloca como la más potente de la gama gracias a un motor de seis cilindros en V, 3.0 litros, alimentado por dos turbos, que entregan una potencia de 400 Hp a 6.400 rpm y un torque de 475 Nm entre 1.600 y 4.400 rpm. Se acopla a una caja automática de siete velocidades, con control de cambios adaptativos y modo manual deportivo, que ofrece un interesante sistema llamado DRM (Downshift Rev-Matching), que acelera el motor al enganchar de manera de poder hacerlo a mayor velocidad, algo así como el punta-tacón.

Permite llegar a los 100 km/h en cerca de 4.8 segundos, y alcanza los 250 km/h de velocidad máxima, lógicamente limitada electrónicamente. Su consumo (algo que no creo que preocupe a los que busquen sacar partido de sus 400 caballos), homologa 7.8 km/l en ciudad y hasta 14,3 km/l en carretera, logrando un consumo mixto homologado de 10.9 km/l. La verdad, es que nosotros logramos un mixto cercano a los 7,5 km/l, pero obviamente debido a que disfrutamos la potencia sin buscar lograr un consumo ideal. Para eso, están sus hermanos menores, el 2.0 turbo o el 3.5 Híbrido.

Para hacernos una idea, existen muy pocos modelos de este segmento que lo superen en potencia, y solo ocurre con las versiones más deportivas de estos como el Bmw M3, Audi RS4, Mercedes Benz C63 AMG, donde estamos hablando de precios que fácilmente duplican al del Q50S, en conjuntos obviamente mucho más deportivos y extremos.

Otro de los detalles que sorprenden y ayudan a una sensación deportiva al máximo, es que toda esta potencia se transmite al eje trasero, convirtiéndolo en un poderoso (pero también difícil de domar), sedán deportivo. La suspensión deportiva, con amortiguadores ajustables, permite variar desde un mayor confort hasta una sensación más deportiva. Los frenos de disco a las cuatro ruedas, entregan una excelente capacidad de frenado, al menos en todas las condiciones que los probamos. La dirección también es eléctricamente asistida, sensible a la velocidad y con cuatro modos de manejo.

ADN DEPORTIVO

Ya desde que encendemos su motor con un simple botón, y sentimos un hermoso bramido que sale de los escapes. Claramente la elección de equipar estos opcionales Infiniti deportivos en la unidad de pruebas, beneficia de manera espectacular la experiencia, sobretodo de los que amamos el ronroneo y rugido de un buen V6. Tiene un tono más grave y deportivo, pero manteniendo su cuota de elegancia y sobriedad.

Engranamos D y comenzamos nuestra prueba. Para partir, probamos los modos Eco y Estándar, que mantienen domados gran parte de los caballos disponibles, siempre y cuando no apretemos el acelerador mucho. La caja de cambios pasa de manera muy suave sus siete velocidades, y apenas nos damos cuenta y ya estaremos fácilmente por sobre la velocidad máxima permitida (claro está, que ahora con la nueva ley de 50 km/h, esto casi ocurre en los primeros cambios). La suspensión filtra de excelente manera las imperfecciones de la calle y cuesta creer que calzamos unas llantas de 19 pulgadas. Un punto extra por la calibración de su suspensión.

Pero como no, este felino japonés nos pide que lo apuremos, así que nos vamos a un lugar donde poder dar rienda suelta a este Q50S y probar cómo se comporta en los modos Sport y Sport+. Y la verdad es que si apretamos a fondo el acelerador, tendremos una aceleración que nos pegara al asiento, así como veremos que la velocidad sube de manera impresionante, acompañado de un hermoso rugido de su motor V6 Biturbo subiendo de vueltas. La suspensión se endurece, pero sin perder la comodidad ni dejar de cuidad los riñones de sus ocupantes. Las frenadas son acompañadas por rebajes en los cambios y un hermoso sonido del motor al enganchar, producto del sistema de igualamiento de revoluciones del motor.

Pero debemos decirlo, llevar este Q50S a fondo en modos Sport y especialmente en Sport+, se convierte en una tarea exigente para su conductor si es que este no tiene mucha experiencia, ya que traspasar esos 400 Hp y especialmente los 475 Nm de torque a las ruedas traseras, con un control de estabilidad y tracción más liberado, puede hacernos pasar algunos sustos. Incluso, podremos desconectar al 100% estas ayudas electrónicas, pero debemos decir que esto queda para pilotos con mucha experiencia y en ambientes seguros, ya que traspasar esa cantidad de potencia al suelo con solo dos ruedas, es tarea seria.

Las curvas tampoco son un problema y se siente como si fuera sobre rieles, algo a lo que contribuye su distancie entre ejes de 2.850 mm, y permite tomar curvas largas y medias como si fuéramos derecho. Aquí nuevamente habrá que tener conciencia de la tracción trasera, pero también será una delicia de los que gozan de este tipo de configuraciones mecánicas. Y ojo también si las condiciones de adherencia son bajas por lluvia o nieve, mejor será colocar el modo Snow y no acelerar mucho, ya que ahí sí que los riesgos de perder el control son inmensos.

Si vemos sus puntos bajos, probablemente algunos faltantes de equipamiento son los más considerables, especialmente los sensores delanteros (y la cámara 360° si es por pedir), así como algunos detalles de confort y seguridad activa, que si llevarían a Q50S a ser un producto realmente de primer nivel. También el manejo de su sistema de multimedia es poco intuitivo y algo lento, pero se espera una actualización pronto, que mejoraría este punto. Y la verdad, los días que lo tuvimos, apenas escuchamos música desde el, ya que la verdadera música sale desde sus dos escapes.

Como conclusión, nos encontramos con un sorprendente modelo de la marca Infiniti, que por un precio realmente interesante de menos de 32 millones, ofrece un potente motor de 400 Hp, un manejo muy deportivo, mucho confort y elegancia, en un conjunto que además entrega todo el respaldo de una marca japonesa.

 

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