Hyundai Santa Fe 2.4L 172 CV 6AT 4WD Limited 2018: Bencineras v/s petroleras

por Equipo Rutamotor

Muchos de ustedes nos acompañaron con sus comentarios en el reciente lanzamiento del totalmente nuevo Hyundai Santa Fe 2018, que se realizó a inicios de julio en San Pedro de Atacama, Chile. Ya en Santiago, lugar donde se realiza esta prueba, tuvimos la oportunidad de poder probar la versión que nos faltaba, la bencinera en su versión tope de gama, llamada Santa Fe 2.4L MPI 6AT Limited 4WD (CLP $26.290.000).

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Recordemos que esta nueva generación de la Santa Fe es bastante más ancha y larga que antes, y entra a competir más directamente en el segmento de las “big SUV”, con modelos como la Mazda CX-9, Ford Explorer, y su hermana la KIA Sorento. Llega en once versiones con precios desde los CLP $16.990.000 hasta los CLP $28.490.000. Este modelo fue desarrollado bajo el concepto “Calm-Tech for quality time”, poniendo especial énfasis en el confort de sus ocupantes a través de la tecnología. Esta es su cuarta entrega -antes en generaciones de los años 2000, 2006 y 2012, suma ventas mundiales superiores a los cuatro millones.

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HYUNDAI ALL NEW SANTA FE PRECIOS (CON BONOS) AGOSTO DE 2018:

Bencina:

  • Santa Fe TM 2.4 MT 2F PLUS: CLP $16.990.000
  • Santa Fe TM 2.4 MT PLUS: CLP $17.690.000
  • Santa Fe TM 2.4 AT PLUS: CLP $18.690.000
  • Santa Fe TM 2.4 AT VALUE: CLP $20.090.000
  • Santa Fe TM 2.4 AT 4WD VALUE: CLP $21.090.000
  • Santa Fe TM 2.4 AT 4WD LIMITED: CLP $26.290.000 (nuestro test)

Diésel:

  • Santa Fe TM 2.2 CRDI E6 MT PLUS: CLP $20.190.000
  • Santa Fe TM 2.2 CRDI E6 AT PLUS: CLP $21.190.000
  • Santa Fe TM 2.2 CRDI E6 AT VALUE: CLP $22.590.000
  • Santa Fe TM 2.2 CRDI E6 AT 4WD VALUE: CLP $23.790.000
  • Santa Fe TM 2.2 CRDI E6 AT 4WD LIMITED: CLP $28.490.000

En materia de seguridad todas las versiones cuentan con doble airbag frontal, frenos de disco en las cuatro ruedas (ventilados adelante) con ABS y asistente de partida en pendiente (HAC), control de estabilidad (ESP), sensores de proximidad traseros y anclajes Isofix. La variante de esta toma de contactoo -la full- suma asistente de descenso (DBC), control de tracción avanzado H-Trac (versiones 4×4), alerta de punto ciego y como primicia para la industria, la innovadora alerta de pasajeros traseros. Los últimos dos elementos sólo disponibles en estas versiones Limited.

El equipamiento de serie incluye también radio táctil de 7” con Apple Carplay/Android Auto, cámara de retroceso, Keyless entry con llave inteligente plegable, segunda corrida abatible con control remoto, aire acondicionado, kit eléctrico completo (alzavidrios, espejos exteriores y cierre centralizado), control de audio al volante y Bluetooth, control de velocidad crucero, encendido de luces automático, llantas de aleación aro 17, luces de conducción diurna DRL, luz de posición LED, neblineros, volante y palanca de cambios forrados en ecocuero, barras de techo, entre otros.

A esto las versiones más equipadas -como la que probamos- agregan selector de modo de manejo, Head Up Display, tablero digital de súper visión de 7”, cargador inalámbrico para smartphones, techo panorámico, tapiz de cuero, asientos delanteros eléctricos, calefaccionados y ventilados, asiento piloto con memoria, espejos exteriores abatibles electrónicamente, espejo interior electrocromático con brújula, vidrios traseros tinteados, sensor de lluvia, luces delanteras y traseras LED, y portalón trasero con apertura inteligente.

APARIENCIA CONTEMPORÁNEA

Ahora mide  mide 4.770 mm de largo (70 mm más largo que su antecesor), 1.890 mm de ancho y 1.680 mm de alto, mientras que su distancia entre ejes creció hasta los 2.765 mm (65 mm más que la generación anterior). El diseño exterior se caracteriza por un aspecto amplio y potente y una gran apariencia audaz. Cuenta con líneas refinadas que refuerzan el vehículo en la parte superior de la línea SUV de Hyundai. Básicamente, en esta entrega 2018/2019 presenta una nueva apariencia más moderna y elegante, más contemporánea, complementada con llamativos faros gemelos y la parrilla en cascada, el lenguaje de identidad de la familia SUV de Hyundai.

Como es más larga, en este nuevo el gigante coreano buscó seguir su concepto de diseño “Fluid Sculpture 2.0”, y para ello buscó integrar en el nuevo Santa Fe 2018 un diseño más jugado, distinto a lo que ofrecía antes. Aquí se cuido (y mucho) el adoptar el nuevo aire de familia SUV que ya iremos viendo en la renovación de la Tucson -y posteriormente en Creta y los que vendrán llegando- a través elementos como la llamativa parrilla hexagonal cromada en donde destacan las luces separadas con leds totales, abajo unos pequeños  neblineros que le entregan en todo este conjunto de ópticos, un aire bastante más moderno, con un extendido parachoques.

Por los costados dos líneas (una muy alta y otra muy abajo) recorren el entorno lo que le dan fluidez al conjunto, abajo unas molduras negras le dan un aspecto más offroad. Revisando atrás, veremos unos focos horizontales, bastante atractivo y más agresivos que los de antes (con leds), acompañado de un gran portalón y un sólo escape, que le dan un look agresivo, me gustó.

GIGANTE POR DENTRO

En su interior ofrece un espacio horizontal en extremo amplio, que sorprende. Es claramente uno de sus puntos altos, su excelente habitabilidad en todas sus filas, incluso  la tercera, en donde entran dos adultos perfectamente. Además, a pesar de que creció, su visibilidad está muy mejorada, especialmente hacia atrás. Esta última se ve incrementada en un 41% en comparación con su antecesor, gracias a un vidrio trasero más grande.

Además, esta versión cuenta con asientos delanteros eléctricos con diez posiciones diferentes, una segunda fila que tiene 38 mm más de espacio para sus ocupantes y asientos plegables de un sólo toque que facilitan el acceso a la tercera fila, la que también vio incrementado su espacio libre en 22 mm. El maletero, en tanto, ofrece gran flexibilidad gracias a su capacidad de 1.036 litros (con los asientos de la tercera fila abatidos), 33 litros más que su versión anterior.

Adentro del habitáculo es donde más me gustó. Tiene una presentación moderna, con una óptima calidad de terminaciones con un nuevo interior que es bastante práctico y en donde encontraremos menos botones que antes. El diseño me gustó más bien por la calidad apreciada, más cercano a vehículos premium. En el nuevo tablero se aprecia toda una renovada serie de mandos y pulsadores, todos ellos ubicados en función “intuitiva” o sea para ser usados con facilidad.

En general todos estos resultarán familiares a cualquiera que haya manejado un Hyundai. La consola fue completamente rediseñada, con un display central de cinco pulgadas y otra gran pantalla central de siete (de momento no llegará la de ocho pulgadas)  con un diseño asimétrico en donde los instrumentos de la consola tienen una iluminación blanco y azul para que sean fáciles de leer (en línea con todos los nuevos modelos de Hyundai). Otro punto alto es su excelente nuevo volante. 

Por otro lado, la consola central está pensada hacia el conductor, con polímeros blandos suaves al tacto, en donde predominan los plásticos negros con adornos cromados y otros detalles plata. Otro punto positivo es que hay varios lugares donde guardar cosas, sobre todo en la consola central y en las puertas en donde incluso se pueden guardar botellas. El equipo de audio es bueno, pero me gustaría que la full (y considerando su valor de más de CLP $26-5 millones) agregara el audio Infinity, de momento no disponible en la configuración ara el país. En la pantalla central multimedia está todo integrado y es táctil. Todos los mandos se controlan desde el volante.

En el tablero integra una pantalla central color (que cambia de acuerdo a los modos de manejo que elijamos, como “Sport”, “Comfort” y “Normal”. En este se indica además las seis funciones del computador abordo. Km/l instantáneo y promedio, kilómetros del estanque disponible, velocidad promedio, tiempo de manejo y reloj. A los costados los relojes análogos semi esféticos que no me gustaron pero le dan una nueva frescura y diferenciación respecto a lo que ofrecía Hyundai antes.

SUAVE, PERO LE FALTA AGILIDAD

Partamos por los motores disponibles. Llega en seis versiones bencineras y cinco diésel. Las primeras -y las de esta prueba- montan un motor de 2.400 cc que genera 172 caballos de fuerza a 6.000 rpm y 225 Nm de torque a 4.000 revoluciones, sin inyección directa (GDi de 182 caballos).. Este bloque puede ir asociado a una transmisión manual o automática de seis marchas y a un sistema de tracción simple o 4WD, según esta versión. Las variantes diésel, en tanto, equipan un motor de 2.200L que entrega 197 caballos a 6.000 RPM y un par motor máximo de 440 NM a las 2.750 RPM. Según la versión, este propulsor puede ir acoplado a una caja manual de seis relaciones o a una automática de ocho velocidades, dos cambios más que se versión anterior, y a un sistema 2WD o 4WD.

Su tacto de manejo es de manejo simple, y extremadamente suave y lineal. En general se mueve bien si la llevamos suave, el problema estará si estiramos más los cambios o queremos salir rápido, ahí es cuando el motor turbodiésel se echará mucho de menos., sobreen ciudad y carretera, cuando queremos recuperaciones ágiles para adelantar a alguien por ejemplo. Sus 225 NM no se sienten hasta que forzamos la marcha y aceleramos más, obviamente repercutiendo en el consumo. Entre esta versión bencinera y la turbodiésel hay mucha diferencia en el comportamiento dinámico, por lejos es recomendable está última, tanto por respuesta como por rendimiento de combustible. De verdad es que era necesario traerla con el nuevo motor de inyección directa de 182 caballos, que de verdad se siente en un vehículo como estos, de gran peso y dimensiones.

Pero obviando, ello, lo que más sorprende en esta nueva Santa Fe 2018/2019 son sus excelente recorridos de suspensión, muy bien  adaptados para un uso exigente en caminos malos y fuera de ruta, incluso en esta unidad de pruebas que tiene aro 19. En carretera se nota que da prioridad al confort por sobre la deportividad, más que nada porque se siente «flotante», es un andar suave, muy suave, ideal para viajes largos.

Me gustó esta transmisión de seis velocidades automática, muy agradable de accionamiento y de suaves pasos entre cambio y cambios. Es bastante estable a altas velocidades y bien «amortiguada» como para viajar por carretera y la ciudad. La respuesta de los frenos es lineal y suave, aunque cuidado al frenarla muy fuerte, ya que ahí se sentirán sus casi dos toneladas y medio de peso. Esta homologada con un consumo de 9.9 km/l en ciclo mixto, de 7,2 km/l en ciudad, 12,5 km/l en carretera. En Rutamotor logramos un mixto de 8,8 km/l.

Concluimos, que el nuevo Santa Fe 2018, a pesar de sus dimensiones, es atractiva en sus líneas, más jugada, y práctica para todo uso. Lo que queda debiendo, es que a pesar de su valor, es la falta de elementos de comfort y seguridad que hoy son habituales en este segmento de SUV mediana/grandes, además de esta versión full, que a pesar de su alto precio, presenta un motor que cumple con lo justo. ¿Qué opinas?

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