Para mejorar la eficiencia de combustible, aunque el motor es la parte principal, no sirve si la transmisión no lo acompaña y lo hace funcionar a una velocidad óptima, tanto para una buena respuesta como para una mejor eficiencia. Por eso es que las transmisiones se han hecho importantes, especialmente en los últimos 20 años donde se han notado los mayores avances. Las cajas automáticas sobre todo, que ganaron el doble o hasta triple de velocidades que antes, y dejaron de ser tan gastadoras como las antiguas, incluso algunas siendo más eficientes que una manual en el mismo vehículo.
Para lograrlo la idea principal es que mantengan una velocidad de motor constante, dentro del rango óptimo de rpm, donde el motor genera más torque y consume menos. Para eso se le agregan más marchas, y es la idea principal de las CVT.
Ford ha ido un paso más adelante, y aunque creíamos que algunos fabricantes habían llegado ya al límite con las cajas de 9 velocidades, el fabricante estadounidense presentó en la Oficina de Patentes de EEUU una transmisión automática de 11 velocidades (en realidad, el mecanismo para una así) con lo que esperan mejorar el consumo, sobre todo en sus vehículos más grandes, donde el peso y tamaño de éstas no sean un dolor de cabeza para instalar. Pero no se sabe si realmente se usará esta caja en algún vehículo, ya que a veces los fabricantes usan estos procedimientos más que nada para «proteger sus ideas», o al menos evitar durante un tiempo que a alguien más se le ocurra lo mismo.
El problema de esto, es que mientras más marchas, la caja es más grande, más pesada, más compleja, y hay más elementos en movimiento, que se mueven de manera más seguida. Esto puede traer un desgaste acelerado de las piezas, por lo que no se sabrá si estas cajas realmente valen la pena al menos después de un par de años de su implementación.
