Una de las primeras tecnologías utilizadas para ayudar al motor a disminuir el consumo es el sistema start/stop. Éste, básicamente detiene el motor cuando el auto no está en movimiento (por ejemplo en una luz roja) y lo vuelve a encender cuando necesita moverse, todo esto gracias a un motor eléctrico que pone en funcionamiento el cigüeñal.
Sin embargo, esto ha hecho que se levanten dudas con respecto al impacto que puede tener la detención y partida constante del motor, algo que somete a las piezas móviles a mayor estrés en comparación a mantenerlo funcionando en ralentí. En el sitio inglés Autocar realizaron una recopilación de antecedentes, con la misma pregunta en mente. Si bien todavía no hay un estudio sólido al respecto, hay aspectos relevantes al momento de pensar en un auto con esta tecnología, sobre todo al comprar un vehículo de “segunda mano”.
Este sistema por lo general usa un motor eléctrico que mueve el cigüeñal a través de engranes, permitiendo que el motor vuelva a encender, con la diferencia que no necesita ocupar la misma cantidad de combustible en comparación al primer arranque del vehículo. En un automóvil convencional, según el mismo artículo, los ciclos de arranque promedio de un motor es de 50 mil durante su vida útil, en un auto con sistema start/stop estos ciclos aumentan 10 veces.
Si bien el motor eléctrico, los engranes y otros elementos necesarios están reforzados para aguantar el trabajo extra, los rodamientos del cigüeñal no son eternos, convirtiéndose en uno de los puntos críticos de esta tecnología. En términos simples: metal contra metal giran lubricados por una fina capa de aceite que se crea al girar el cigüeñal (no son rodamientos de bolitas o rodillos), y que por la presión y velocidad impide el contacto directo entre metales en esa parte (rodamientos hidrodinámicos). Pero como esto se detiene y parte muchas veces más y de manera constante en un auto con start/stop, la breve etapa donde los metales giran sin lubricación también se repite varias veces más.
Para prevenir este efecto, algunos fabricantes han optado por ocupar nuevas aleaciones metálicas en los rodamientos hidrodinámicos, con materiales con propiedades autolubricantes que podrían resistir la mayor cantidad de arranques. Otra opción son mejoras en los aceites lubricantes, con aditivos que permitirían mantenerse adheridos al metal por mayor tiempo, reduciendo la fricción y protegiendo por mayor tiempo los metales.
Estas mejoras son recientes y se han aplicado lentamente, por ende, en unos años más podremos conocer el efecto real de estos sistemas sobre los motores, cuando el desgaste sea más evidente.
