Hasta ahora, y gracias a vehículos como los Tesla, el Nissan Leaf, e incluso el Chevrolet Bolt (sí, Bolt, no Volt) es que las baterías enchufables son las que están ganando la carrera por ser el «combustible del futuro».
Pero todos conocemos los inconvenientes que las baterías presentan, como lo son el peso extra que agregan, el tiempo muerto de recarga completa, la diferencia de conectores entre marcas, y el qué hacer con ellas una vez que se les acaba la vida útil (y lo caro que sale reemplazarlas, que hará difícil la reventa de los primeros eléctricos), así que en Japón siguen apostando por el hidrógeno, con los mismos beneficios ambientales, y la comodidad de uso de derivados de jugo de dinosaurio.
Actualmente hay una red de 90 puntos de distribución de hidrógeno en Japón, lo que es varias veces más que en cualquier otro país. Pero lanzaron un ambicioso plan, para aumentar a 160 las estaciones de distribución de hidrógeno para el año 2020, y llegar a 40.000 vehículos a hidrógeno circulando en esa fecha. De este acuerdo participan Nissan, Toyota, Honda, y otras 8 compañías japonesas relacionadas con el rubro automotriz y/o de distribución de combustible.