General Motors tiene una planta de ensamblaje en Valencia, Venezuela, que genera cerca de 2700 puestos de trabajo. Pero como medida de protesta decidieron cerrar sus operaciones tras la «confiscación» o toma de sus instalaciones por parte de autoridades gubernamentales.
Desde EEUU alegan que esto fue una medida que está fuera del marco jurídico de las leyes venezolanas, ya que no hay hasta ahora una razón clara del embargo, que afectó tanto a las instalaciones como a los vehículos nuevos y otros activos que estaban en ese momento en la planta. Incluso han dicho que se han llevado vehículos de la planta sin ninguna justificación. Por ahora General Motors dijo haber cerrado (temporalmente) sus operaciones en el país, y a los trabajadores les pagarán sus finiquitos.
La planta de Valencia desde un tiempo que es «un cacho» para General Motors. A pesar de que hasta el año 2015 fabricaban diversos modelos, desde sedanes económicos hasta Trailblazers (todo para el mercado de Mercosur) la planta actualmente se dedica a hacer piezas de repuesto y genera pérdidas; el año pasado fueron 400 millones de dólares en pérdida. Y esta práctica no es nueva, ya que otras fábricas de productos de marcas estadounidenses han tenido la misma suerte (recuerden que en Venezuela EEUU es peor que el hijo de Hitler y Skeletor producto de calentura por una mala volada) como la de Clorox por ejemplo, que hace no mucho pasó por lo mismo.
