Fiat 500 1.4 2009: El pequeño seductor italiano

por Equipo Rutamotor

El fuerte aumento de «remakes», que hace tiempo llevaron el peso de transformase en «iconos automotrices», se ha convertido casi una especie objetivo primordial para algunos fabricantes. Primero fue el New Beetle de Volkswagen (1998) en rememorar el mítico Escarabajo. Más tarde, le llegaría el turno al PT Cruiser de Chrysler, que nos retrotraía a la época de los «hot roads».

Y en 2007, tras 50 años, le llegó el turno al Fiat 500, lanzado en Turín, el 4 de julio de 1957. Este modelo se transformaría en icono de la industria automotriz italiano. Además con ello la marca italiana concluía la fase de recuperación iniciada en la posguerra. Y un 4 de julio de 2007, exactamente 50 años después, fue presentado también en Turín, el nuevo Fiat 500 o «Cinquecento», modelo que se inspira al legendario automóvil símbolo del boom económico italiano, pero modernizado con las últimas novedades tecnológicas.

Y Chile a dos años de su lanzamiento llega al país, de la mano de SK Bergé. La expectativa de ventas es de 20 unidades anuales a un precio único de $ 13.990.000. Compite directamente con el Mini Cooper. Chile es el tercer país de Latinoamérica en tenerlo y cuenta con una garantía de 2 años o 60.000 kilómetros. Testeamos la versión que llega al país con motorización 1.4 litros 16v de 100 CV, acoplado a una caja manual de seis velocidades.

El 500 está diseñado por el Centro Stile Fiat y producido en la fábrica de Tichy (Polonia), el nuevo 500 es un «3 puertas» y tiene dimensiones reducidas: tiene una longitud de 355 centímetros, un ancho de 165 centímetros, una altura de 149 y una batalla de 230 centímetros. Fue desarrollado en una plataforma del Fiat Panda.

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UN POCO DE HISTORIA

Para iniciar la historia del Fiat 500 hay que retroceder casi 80 años. Corría 1930, cuando «Il Duce», Mussolini, encarga a Fiat un vehículo barato para motorizar a una pujante nación italiana. El resultado fue el Fiat Topolino o 500, idea que Hitler copió encargando a Ferdinand Porsche el «Escarabajo».

Tras la II Guerra Mundial (que dejó a Europa en ruinas), la necesidad seguía siendo la misma: Italia necesita un modelo económico para motorizarse. Nace entonces (en 1955) un viejo conocido, con el motor del Topolino y una nueva y revolucionaria carrocería: el Fiat 600. ¿Y que pasa con el 500?, bueno, fue la evolución del 600, con un nuevo motor, lanzado al mercado en 1957.

50 años más tarde (2007), los responsables de Fiat volvieron a fabricar el 500, un vehículo casi idéntico estéticamente a su predecesor, y no tan diferente en sus planteamientos, quizás su gran diferencia está que ahora su motor está adelante y no atrás. Eso sí, lo que ha cambiado es todo lo demás. El 500 ya no es un auto «popular» o para las grandes masas, como el nuevo Tata Nano. Ahora es un modelo de calidad, con una diseño vanguardista y claramente pensado para enamorar a los que buscan autos distintos, diferentes y claramente llamativos, idea similar a lo que plantea en nievo Mini Cooper.

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ATRACTIVO AFUERA Y ADENTRO

De todos los modelos reeditados del mercado, el pequeño 500 es el que más fielmente reproduce su concepto inicial. Si lo ves por la calle no hay duda. En los días que lo probamos nos paraban en la calle a preguntar por el modelo, un señor de edad nos consultaba todo sobre el y nos comentaba que lo tuvo hace 40 años. En los semáforos preguntaban cosas, otros le sacaban fotos, etc. etc Con muy pocos modelos nos ha pasado. Realmente sorprende la reacción de la gente.

Estéticamente la línea es «simpática». La parte delantera parece estar con una sonrisa propia del como Luigi de la películas Cars, de Pixar. Su corto capó, los faros circulares incrustados en la carrocería y una zaga con un portón trasero delatan una clara reminiscencia hacia el pasado. Atrás destacan los grupos ópticos situados dentro de una especia de plástico transparente y con un marco cromado.

Basta asomar la cabeza al interior del 500 para impregnarnos de su aire retro. Las plazas delanteras son muy espaciosas, que nos hacen olvidar que vayamos a bordo de un vehículo de apenas tres metros y medio. Claro que, como es lógico, tal longitud limita un tanto las traseras –sólo para dos plazas–, que se ven acortadas.

Los mandos del 500 se disfruta de una posición cómoda y ergonómica, ya que todo queda muy a mano, sobre todo la palanca de cambios, elevada sobre la consola central. Estéticamente, el tablero de instrumentos (de forma esférica) también ofrece reminiscencias a los sesentas. El tablero, al igual que su antecesor, se reduce a una única esfera que añade una práctica pantalla digital adentro, que incluye las funciones del computador abordo, además de los indicadores del velocímetro y tacómetro, de forma también circular. A los costados se sitúan los indicadores de combustible y temperatura del agua.

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Las terminaciones y calidad del interior es muy buena. Entrega una alta sensación de calidad. Se respira aire retro mientras incorpora la última tecnología en materia de seguridad y equipamiento. Tanto en altura como ancho no defrauda, a pesar de ser un citycar, personas de más de 1.80 metros pueden conducir y entrar en el sin problemas. El maletero tiene una capacidad de 185 litros, bien para su tamaño, y suficiente para el «día a día».

MOTOR SOLO SUFICIENTE

Probamos el 500 con la motorización de gasolina más potente, un 1.4 con 16 válvulas que desarrolla 100 CV de potencia máxima a 6.000 rpm y un par máximo de 131 Nm a 4.250. No brilla por su vigorosidad. Su motor 1.4 entrega 100 caballos de potencia, suficientes para lograr divertir al conductor, ya que su peso es de sólo 930 kilos. Su velocidad máxima es de 182 km/h y llega de 0-100 km/h en 10,2 segundos.

En ciudad se siente muy cómodo, denotando que para eso fue pensado. Su reducido tamaño te permite sortear obstáculos que autos más grandes no son capaces y estacionar en espacios pequeños no son una complicación. Además, el puesto de manejo alto, la amplia superficie acristalada y los generosos retrovisores ofrecen una excelente visibilidad y puesto de manejo. Para disfrutar con este propulsor tiene que «jugar» constantemente con la caja de cambios, para mantener las revoluciones en la zona alta, concretamente por encima de las 4.000 rpm, para que responda con alegría y de forma óptima, dada la ausencia de turbo. El problema de esto es que los brillantes consumos decaen mucho. Por debajo de este régimen, el 500 se muestra bastante perezoso y le cuesta moverse con soltura, sobre todo en recuperaciones.

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En carretera el dinamismo del 500 aumenta. Su generosa batalla y ancho le permiten mostrarse, ágil y aplomado en los tramos más encurvados, con un comportamiento que va creando adicción. La dirección es rápida, los frenos junto a su escaso peso detienen al 500 en escasos metros, con la asistencia justa. Además hay un botón en el tablero «Sport» que hace es endurecer la dirección y aumentar la respuesta del acelerador.

Si necesita un auto pequeño, tiene el dinero y no quiere ser «uno más» y busca un modelo muy distinto y llamativo, tiene que tener en cuenta el Fiat 500.

Este coqueto glamoroso se mueve con soltura en la ciudad y concentra admiradores en todos lados, no lo deje solo ni diez minutos, si no quiere ver gente a su alrededor, o mejor acostúmbrese, porque no me acuerdo de otro modelo en el mercado que cause actualmente este tipo de sensaciones.

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LO BUENO:

  • Diseño único y atractivo
  • Calidad de fabricación
  • Tecnología
  • Espacio interior
  • Confort abordo

LO MALO:

  • Precio alto
  • Motor algo perezoso

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