Hace unos 10 años atrás el mundo fue sacudido por la noticia de que cierta compañía iba a ofrecer un vehículo nuevo por casi 2.000 dólares, que iba a revolucionar la industria y se iba a transformar en algo visible en casi todas las casas. Pero algo falló, la marca india Tata Motors no pudo llegar a rentabilizar el vehículo ni vender los grandes volúmenes que esperaban.
Para hacerlo rentable, aparte de minimizar y cortar costos en prácticamente todo, tenían que vender cantidades muy grandes para hacer notorias las ganancias. A pesar de que tenía una aspecto que no tenía nada que envidiar a los vehículos económicos de pocos años antes (su competencia directa era el Suzuki Alto indio, que costaba poco más del doble) tuvo algunos problemas desde el principio que marcaron su trayectoria.
Era un vehículo enfocado a la India, para aquellas familias que se desplazaban en motos, por lo que el mercado teórico era gigante. Sin embargo las primeras unidades no lograron venderse al precio prometido (tampoco era mucho más, los primeros se vendieron por USD$2.800 aprox.) y varias reportaron tener una cierta tendencia a incendiarse. India pasaba por un buen momento en aquel entonces, y quienes podían acceder a un vehículo pasaban de largo con el Nano (optando por algo mejor) a pesar de que algunas unidades venían con aire acondicionado y transmisión automática. Su motor era un escueto y a veces agónico (pero económico) 600 cc y de 2 cilindros, con 37 hp.
En junio pasado fabricaron una sola unidad del Nano, comparado con las 275 unidades de junio del año pasado. Eso hizo que la situación sea insostenible para el Nano, por lo que finalmente le cortaron las alas. Y antes que lo pregunten: no expandieron sus ventas a otros países porque no cumplía regulaciones de seguridad o emisiones. De algún lado tenían que rebajar costos.
