Pasaron casi 6 años en que Audi hablaba sobre un posible deportivo eléctrico basado en el R8, hasta que el 2015 presentaron en Ginebra al R8 e-tron, que en cuanto a aceleración y comportamiento era mejor que sus pares que funcionaban con jugo de dinosaurio. Pero malas decisiones y pésimas ventas dieron por finalizado el proyecto.
A pesar de estar poco más de un año a la venta, estas no fueron para nada auspiciosas. Según el comunicado de Audi, lograron vender hasta la fecha menos de 100 unidades (no clarificaron si hay 99 de estos en el mundo, o 3) Sin embargo, Audi tiene bastante culpa en esto.
El vehículo tenía como restricción ser ofrecido solamente en Europa, de hecho los clientes eran seleccionados por la compañía (no cualquiera con el dinero podían hacerlo) y la compra solamente se podía hacer de forma directa en las oficinas centrales de Audi, en Alemania.
La guinda de la torta era el precio. 1 millón de euros era el precio de venta del deportivo, que si bien es muy rápido y digno de la categoría de superdeportivos, su autonomía y «falta de pedigree» le jugaban en contra al momento de elegir entre éste, o un McLaren P1, o un Porsche 918 Spyder, o 2 Lamborghini Aventador, o 3 Pagani, o 50 Chevrolet Cruze… bueno, entienden la idea.
Como recordatorio, el R8 e-tron generaba un torque de 460 Nm por sus motores eléctricos, llegaba a los 100 km/h en 3.3 segundos, y tenía una velocidad máxima de 210 km/h. La autonomía declarada es de 450 kilómetros, pero usándolo como corresponde se reducía a menos de la mitad.